Nací en 
                    Montevideo, un 14 de setiembre. Mi padre iba y venía a 
                    Buenos Aires por su trabajo y mi madre era argentina. Quizá 
                    por ello nunca sentí que fuesen dos países diferentes. Hice 
                    mis estudios en la Argentina por elección de mis padres.
                    
                  
 
                  
                    
                    Tengo en 
                    Internet una página Web, allí digo porqué escribo. Explico 
                    cómo surgió esta pasión: 
                  
 
                  
                    
                    Quizá porque 
                    Teeathy me habló de usar una lápida como piedra para afilar 
                    cuchillos, no sé, pero el cuento apareció... y creo que 
                    seguiré escribiendo. Primero porque me gusta y segundo 
                    porque he tenido suerte y mis cuentos ganaron algunos 
                    premios. No hay que desaprovechar esas oportunidades. 
                  
 
                  
                    
                    Y no sé si me 
                    haré famosa. Lo consiga o no, siempre me podrán encontrar 
                    trabajando en alguna Biblioteca, entre libros, papeles, 
                    CD-ROM, disquetes o quizá enseñando lo que sé y lo que 
                    aprendo cada día.
 
                  
                    
                    Y si es tarde y 
                    ahí no estoy, búscame en casa, quizá tratando de escribir 
                    otro cuento mientras Michicats espera en su almohadón que 
                    termine para que, juntas vayamos a la cama, ella a dormir y 
                    yo a leer un rato. 
                  
 
                  
                    
                    Tócame el 
                    timbre, no importa que sea tarde, siempre tendré ganas de 
                    charlar con alguien. Recuérdalo.
 
                  
                    
                    Y si eres 
                    docente y tienes niños que desean escuchar cuentos, 
                    invítame. Siempre tendré un rato para ir a tu Escuela.