Entrevista a :

Antonio Rodríguez Almodóvar

     

 

 

7CM:  ¿Nos podrás contar tu primer recuerdo relacionado con la literatura?

 

Antonio Rodríguez Almodóvar  -Me acabo de acordar. Andaba yo por mis primeros años. Todos los sábados, sobre la hora de la siesta, alguien tocaba, subía las escaleras y arrojaba sobre los últimos peldaños un ejemplar de algo que era esperado. Un fascículo de color verdoso, con un mal dibujo de dos niñas en portada. El título, imborrable: “Las dos huerfanitas”. Capítulo... Vagamente recuerdo que alguien mencionaba cifras  como de doscientos y mucho. Mi madre, las vecinas, comentaban el nuevo lance, se prestaban números atrasados, se confabulaban en fin con el sentir de la desgracia, el melodrama interminable de aquellas dos heroínas lacrimosas, que acaso por un rato les hacían olvidar las penurias de la posguerra, aquel otro drama verdadero. 

No sé qué habrá dejado aquello en mi espíritu. Muchos años después, cuando leía a Galdós, pensé que enaltecía con su prosa magistral aquellos mismos presupuestos de la literatura del pueblo. Pero  cuando llegaron los culebrones de la tele, sentí lo contrario. Que la humanidad había dado, también en esto, un peligroso salto atrás.  

 

7CM:  ¿Qué títulos formaban parte de tu mundo infantil de lector?

 

Antonio Rodríguez Almodóvar  -    Muy pocos. En casa apenas había libros. Un pequeño diccionario, que todavía conservo, algunos libros semiprohibidos de Alberto Insúa, y aquellos folletines que se deshojaban con el tiempo y acababan sirviendo para envolver o para soportar los goterones de pintura cuando se pintaban de las paredes. Casi todo lo que yo leía era en casa de unos amigos mejor situados en la escala social: un ejemplar de Las mil y una noches, milagrosamente salvado también de la censura, revistas ilustradas, y tebeos. Muchos tebeos, cómics: Roberto Alcázar, El guerrero del antifaz, en fin, los héroes obligatorios del franquismo. Y los de risa: TBO, Pulgarcito, Jaimito... Gracias a ellos sobrevivimos, creo.

 

7 CM:  Actualmente, ¿cómo te comportas como lector? ¿Qué autores o géneros acaparan tu atención?

 

Antonio Rodríguez Almodóvar  -Soy Bastante selectivo. No me dejo influir por las modas  y los bestsellers, que casi nunca leo. Leo mucha literatura infantil y juvenil, a menudo por obligación, y lamento una y otra vez la cantidad de tonterías bondadosas que les sirven a los pobres niños, en una suerte de confabulación entre editores, padres y educadores, para que todo discurra blandamente en esas páginas, ricamente ilustradas, como si el mundo fuera una cosa blandengue, roma y pía.

En la literatura de adultos, me impongo lo mejor. Auster, Mac Iwan, Volpi... No pierdo el tiempo. No leo libros buenos. Sólo los mejores.

 

7CM ¿Cuándo descubriste que tu vocación estaba relacionada con la literatura?

 

Antonio Rodríguez Almodóvar  -Fue un proceso lento, casi una imposición. En otras coordenadas, creo que yo hubiera sido músico o pintor. Pero la literatura era lo más barato. Bastaba con distraer folios en la oficina.

 

7CM:  ¿Podrías clarificar para nuestros lectores el concepto de “Texto infinito” ligado a la literatura clásica?

 

Antonio Rodríguez Almodóvar  -Supongo que os referís a los “clásicos de la tradición oral”, que es lo que yo trabajo desde hace como treinta años. Bueno, en esencia es la constatación de que si sumáramos todas las versiones que circulan por el mundo de Blancaflor, Juan el Oso, El príncipe encantado... desde tiempo inmemorial, y por tantos países, burlando toda suerte de fronteras, estaríamos ante el proyecto narrativo más ambicioso que ha emprendido la humanidad por dotarse de un conjunto de historias, de símbolos culturales comunes, como sería imposible repetir ni siquiera con la fuerza que tiene la “cultura global”, la imposición de gustos por las multinacionales de la edición, el cine, la TV... Todo eso es ínfimo en comparación con la gran literatura oral circulante durante siglos por casi todo el mundo. Y sigue. A pesar de todo.

 

7CM ¿Podrías contarnos de qué manera se está desarrollando la LIJ en España?

 

Antonio Rodríguez Almodóvar  -Con muchos más medios que proyectos educativos o culturales. Se edita incluso demasiado. Se imponen colecciones enteras, muchas veces traducidas del inglés, para mantener activo un mercado no demasiado escrupuloso. No hay verdadera crítica literaria infantil, salvo honrosas excepciones. Solo alabanza o silencio.

 

7CM:  Sabemos que desarrollas actividades de investigación  y capacitación. ¿Sobre qué temáticas rondan las mismas?

 

Antonio Rodríguez Almodóvar  -Leo todo lo que cae en mis manos referente al cuento maravilloso. Ahora mismo, por ejemplo, leo una colección de cuentos maravillosos palestinos -recopilados por Montserrat Rabadán-, que todavía subsisten, por increíble que parezca, en medio del horror del Oriente Próximo.

Doy muchos cursos sobre literatura oral. Los maestros cada día demandan más este tipo de formación, que no reciben en la universidad. Por increíble que parezca también. Actualmente, preparo un libro sobre literatura oral.

 

7CM: ¿Existe algún tipo de apoyo por parte del Estado que favorezca la revalorización de la cultura oral?

 

Antonio Rodríguez Almodóvar  -Muy poquito. Pero se va imponiendo. Los talleres, los libros, los cuentacuentos... Cada día proliferan más. Ahora la Junta de Andalucía tiene un proyecto que abre muchas esperanzas: El Parque de los cuentos, en Málaga. Me impliqué en los trámites iniciales. Espero que sea algo grande.      

    

7CM: ¿Cómo compatibilizaste tu carrera política con la literatura infantil y juvenil?

 

Antonio Rodríguez Almodóvar  -    Mi carrera política, por suerte, terminó hace tiempo. Mientras duró fue muy difícil dedicarme a la LIJ, me robó muchas oportunidades. Aún así saqué adelante los libros que considero principales: Cuentos al amor de la lumbre, Cuentos de la Media Lunita... Pero un proyecto como El bosque de los sueños hubiera sido imposible.

 

7 CM ¿Qué aprendizajes te dejaron tus trabajos como guionista teatral y de TV?

 

Antonio Rodríguez Almodóvar  -Como autor de teatro guardo los mejores sabores literarios. No hay nada comparable a la  magia del teatro. En cuanto a la televisión, también fue muy importante hacer series con cuentos populares. Pero lamentablemente, los gestores de Canal Sur no lo entendieron. Es mucho más barato comprar basura en el mercado global de los dibujos animados. Esto me produjo una gran tristeza.

 

7 CM: De los numerosos libros que llevas publicados, ¿cuál es el que más satisfacciones te dio y cuál el que más trabajo?

 

Antonio Rodríguez Almodóvar  -El que más satisfacciones,  Cuentos al amor de la lumbre. El que más trabajo, El bosque de los sueños. Casi diez años de emborronar.

 

7CM: ¿Te gustaría compartir un poquito de tus sueños con nosotras?

 

Antonio Rodríguez Almodóvar  -Cómo no. Aunque creo que mucho ya está implícito en las respuestas anteriores. Por resumir: sueño con un mundo donde la cultura sirva de vehículo verdadero para la comunicación, siguiendo el ejemplo intercultural de los cuentos populares. Que a los niños no se les dé tanta bobada lujosa. Que la formación teatral sea básica en la educación primara y secundaria. Que la televisión se ocupe de la verdadera formación literaria, con estímulos creativos. En fin... sueños.

Gracias.

 

Muchísimas Gracias a ti, Antonio

Mirta Rodríguez- Viviana Elda Benitez

 

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